viernes, 6 de abril de 2007

Margarita Fargas

Debo referir aquí lo que me ocurrió aquella misma noche (del martirio del P. Jaime Girón). Rezando el Rosario por ellos (Girón y Sitges) percibí claramente el ruido de un viento impetuoso, se iluminó repentinamente la celda a la luz de un cuerpo luminosocuyos contornos no puedo precisar, y atravesó la celda. Al mismo tiempo oí perfectamente una voz que reconocí en seguidop por eltimbre como la del P. Girón, que decía: Yo ya estoy en el cielo. El P. Sitges todavía campa.
Todo fue cosa de un instante. Yo quedé tranquila al pensar que el Padre ya estaba en el cielo, mas con la duda de si habría sido todo una alucinación mía. A las siete de la mañana salía de dudas cuando me dijeron que el Padre Girón había sido fusilado.

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