domingo, 13 de marzo de 2011

PILAR RAHOLA - Cooperación ...

Foto con negritos

Cambiar el paradigma de la extrema pobreza no es cosa de bienintencionados que riegan el desierto

Artículos | 13/03/2011 - 00:15h


PILAR RAHOLA

Vaya por delante el respeto que siento por todos aquellos que, movidos por la buena voluntad, dedican dinero y esfuerzo personal a intentar mejorar la vida en los rincones más olvidados del planeta. Pero también he pensado siempre que se trata de iniciativas que tienen más rédito moral en origen que efectividad real en destino. Es decir, que forman parte de la necesidad de algunos humanos de sentirse útiles, buenos y justos en un mundo inequívocamente injusto. Pero más allá de las motivaciones de cada cual –y sin tener en cuenta los intereses espurios de algunos–, sus esfuerzos se vuelcan en pozos sin fondo que no consiguen alterar la gravedad de la situación. Quizás porque cambiar el paradigma de la extrema pobreza no es cosa de bienintencionados que riegan el desierto, sino de proyectos estructurales capaces de hacer emerger el oasis. Todo ello, mejor dicho, viene a contar el antropólogo Gustau Nerín en un magnífico libro cuyo título provocador, Blanc bo busca negre pobre, es una declaración de intenciones. Para muestra, este botón: “África es un inmenso cementerio lleno de proyectos abandonados: hospitales que no se han inaugurado, letrinas nunca utilizadas, granjas de pollo que han durado lo que duran las subvenciones, guarderías polvorientas que nunca han visto un niño, ordenadores viejos parados por falta de electricidad…”. Para añadir: “La historia de la cooperación con el desarrollo en África es la historia de un fracaso. Nunca tanta gente, con tan buenas intenciones, había dedicado tantas energías a una causa inútil”. El resto del libro es un profundo ensayo que recorre las entrañas del buenismo occidental y las dinamita con tantas cargas de profundidad que obliga a una severa reflexión. Y, tal como reclama Nerín –y la mayoría de los grandes conocedores de África–, obligarían también a cambiar radicalmente de estrategia. De hecho, el propio Gustau me afirmaba que hace más por África la dictadura china, que no se mueve por mala conciencia, sino por intereses geoeconómicos, pero que deja estructuras industriales duraderas, que el mítico 0,7% del ideal europeo, cuyo “papanatismo” esconde, por otro lado, actividades económicas vampíricas que dejan a África seca de recursos. En realidad, se trata de una gran hipocresía. El libro es especialmente crítico con la ayuda “pública” en forma de caravanas de cooperación, u oenegés ad hoc, etcétera, más pensadas para la propaganda política y para alimentar el discurso populista de la solidaridad –cuando no para montarse aventuras exóticas– que como acción útil. En cierto sentido, una especie de reinvención progre del Domund de siempre, pero con carga ideológica. Lo cual redunda más en la idea de Nerín de que las fotos de los buenos blancos con los pobres negritos dan réditos en el mercado occidental, pero no sirven para nada. Eso sí, quedan bien en los currículum de algunos.

RELIGION ... Politica....

González-Faus: "Me extraña que Ratzinger haga una separación tan radical entre religión y política"
"La idea de un Jesús zelote es de origen europeo, no de la Teología de la Liberación"
José Ignacio González Faus, 12 de marzo de 2011 a las 11:08

Benedicto XVI: desde hoy el nuevo libro sobre Jesús En venta 1.200.000 ejemplares del nuevo libro del Papa Jesús de Nazaret
San Bernardo (y Benedicto XVI) aboga por una separación entre religión y poder político, que todavía no se da en la iglesia de hoy
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Cardenal Ouellet, en la presentación del libro del Papa


(José ignacio González Faus).- Un buen amigo de Sabadell (Álvaro) gran cristiano, me manda hoy un correo diciéndome que está triste porque, en la residencia de ancianos donde vive, ha leído esta mañana en la prensa que el papa, en su libro sobre Jesús, se carga a los teólogos de la liberación porque dicen que Cristo fue un revolucionario zelota, y por ser amigos de la violencia, mientras que Jesús separó definitivamente política y religión...

Álvaro fue antaño un emigrante de Extremadura a Cataluña, vivió en cuevas una temporada, fue militante de la JOC y sindicalista de USO (prohibido entonces), luego fue detenido por la policía franquista y conoció la tortura y la cárcel. Nos conocemos desde hace más de cuarenta años. Escribo esta respuesta para él, pero la cuelgo aquí porque quizá puede ayudar a otros lectores.

Habrá que esperar a conocer el libro; pero dudo mucho de que Ratzinger diga esas cosas así como dice la prensa, porque le tengo por persona de innegable rigor intelectual. De momento se me ocurren cuatro reflexiones para tranquilizar a mi amigo.

1.- Creo que conozco todas las cristologías escritas por teólogos sudamericanos. Ninguno de ellos ha dicho lo que, según la prensa, les atribuye el papa: ni Boff, ni Sobrino, ni Juan Luis Segundo, ni el malogrado H. Echegaray en su precioso libro (La práctica de Jesús), ni Carlos Bravo en (Jesús hombre en conflicto)... Ninguno que yo sepa. La idea de un Jesús zelote es de origen europeo (Reimarus en el siglo XVIII y Brandon en el XX) pero no latinoamericana.

2.- Lo que sí suelen decir los teólogos de la liberación es que, consciente o inconscientemente, la política es una dimensión que está siempre presente en nuestros modos de actuar. Esto podrá ser discutido, pero no es una afirmación cristológica sino antropológica. También sostienen los teólogos de la liberación que la política fue un factor decisivo en la condena a muerte de Jesús. Así lo muestra el cuarto evangelio, al que Ratzinger da tanta credibilidad histórica, en su capítulo 11: las autoridades judías temen que si el pueblo cree a Jesús "vendrán los romanos y acabarán con nuestra nación"; y Caifás (que era el ayatolá del momento) dictamina que es mejor que muera uno para que nos salvemos nosotros. También se acusó a Jesús de blasfemia: pero la blasfemia no reclamaba una condena política como era la crucifixión, sino sólo la lapidación, como le ocurrió a Esteban pocos años después.

3.- La respuesta de Jesús cuando le preguntan si es lícito pagar el tributo al César ("dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César") no pretende ser una enseñanza sobre la separación entre religión y política. Pues en sí misma no dice nada, ya que todo lo que es del César es también de Dios y lo que es de Dios, Él lo ha dado a los hombres (entre los cuales está también el César). La frase de Jesús, por tanto, no aspira a enseñar nada, sino a poner en evidencia a los que le tentaban. Los judíos habían aceptado la moneda romana (algo así como la "dolarización" que hicieron algunos países sudamericanos y que resultaba muy beneficiosa para los ricos, pero desastrosa para los más pobres y campesinos). Además la moneda romana lleva grabada una imagen del César, y los judíos tenían absolutamente prohibido esculpir imágenes humanas. En este contexto, los que se estaban aprovechando del dinero romano vienen hipócritamente a plantearle una pregunta de moral para meterle en una encerrona. Y Jesús se limita a poner en evidencia su mala fe (les llama "hipócritas") y les dice una frase casi tautológica pero que les pone a ellos en un aprieto. Por eso se admira la gente.

4.- También me extraña que Ratzinger haga una separación tan radical entre religión y política porque esto le pondría en contradicción con Benedicto XVI que ostenta un cargo político de los más altos (jefe de estado). Y Ratzinger es un pensador coherente.

5.- Lo que sí puede ser es que Ratzinger diga que Jesús se negó radicalmente a todo uso del poder político para instaurar lo que Él decía que había de ser nuestra máxima preocupación: "buscar primero el reinado de Dios y la Su justicia". En este caso tiene toda la razón: Jesús se negó a ser proclamado Rey y no creyó que el ser el Enviado de Dios le diera ese tipo de derechos.

Si es así, entonces habría coincidencia con todo lo dicho en los tres primeros puntos. Para mí personalmente seguiría habiendo algo que no entiendo en el cuarto punto (en el carácter de jefe de estado, del papa): porque en su otro libro (Luz del mundo) Ratzinger dice expresamente que la carta de san Bernardo al papa Eugenio III (llamada en latín De Consideratione), es un libro que deberían leer todos los papas. Y bien, en esa carta san Bernardo le dice al Papa que "no pareces sucesor de Pedro sino de Constantino". O sea: san Bernardo (y Benedicto XVI) aboga por una separación entre religión y poder político, que todavía no se da en la iglesia de hoy.

Y nada más: me gustaría que estas cosas sirvan para tranquilizar al gran amigo Álvaro.

Santidad política

Evangelizar liberadoramente

Reflexión sobre santidad política

La santidad política en la teología de América Latina es una santidad encarnada, histórica, una santidad que opta por los pobres, los empobrecidos y toma partido por ellos.

Que se sitúa en su lugar social, que asume con los pobres los riesgos, el conflicto, que contesta al sistema de opresión, de dominación, de privilegio. Es una santidad que contempla a Dios sobre la marcha de la misma historia, de los acontecimientos diaríos.
Las espiritualidades tradicionales hablaban de contemplar y después pasar, entregar, comunicar a los demás lo contemplado. Otras espiritualidades decían: "contemplativos en la acción".
Nosotros decimos que hay que ser contemplativos en la liberación, contemplativos en la acción típicamente política.

No se trata sólo de una acción benefactora, simplemente humanitaria o caritativa. Se trata de una acción típicamente política. Pío XI decía que la mayor expresión del amor cristiano es la caridad política, porque es un amor que alcanza a las personas y a los pueblos,
alcanza a las personas como estructuradas y estructurantes, alcanza a las coyunturas y a las estructuras del ser y del vivir de los humanos.

Es una santidad que sabe vivir ecuménicamente la presencia de Dios y su acción salvadora en el mundo. Una santidad normalmente de frontera. En toda esa marcha de la liberación del Dios con nosotros y del Dios como nosotros, no aparece como un Dios "eclesiástico", ni siquiera como un Dios "cristiano", pero aparece siempre como un Dios "liberador".

Cuando nosotros celebramos nuestros mártires, recordamos que en todo caso, siendo algunos de ellos quizá no cristianos, y hasta proclamándose ateos, fueron "mártires del Reino de Dios", mártires de ese proceso mayor, de esa Causa mayor, de ese interés mayor de Dios, al cual también la Iglesia debe servir.

La Iglesia, toda ella, no puede ser más que una diaconía, un servicio al Reino de Dios. La Iglesia no es para sí misma. La Iglesia es para el Reino, en el Mundo, en la esperanza y en la preparación del Reino más allá, en la parusía.

Pedro Casaldáliga, obispo
Al acecho del Reino