jueves, 8 de marzo de 2007

Despedida de la Congregación

«Querida Congregación.

Anteayer, día 11,
murieron,
con la generosidad
con que mueren los mártires,
6 de nuestros hermanos;

hoy, 13,
han alcanzado la palma de la victoria 20,
y mañana, 14,
esperamos morir los 21 restantes.
¡Gloria a Dios!
¡Gloria a Dios!

¡Y qué nobles y heroicos
se están mostrando tus hijos,
Congregación querida!

Pasamos el día
animándonos para el martirio
y rezando por nuestros enemigos
y por nuestro querido Instituto;

cuando llega el momento
de designar las víctimas
hay en todos serenidad santa
y ansia de oír el nombre
para adelantarse
y ponerse en las filas de los elegidos;

esperamos el momento
con generosa impaciencia,
y cuando ha llegado,
hemos visto a unos
besar los cordeles con que les ataban,
y a otros dirigir palabras de perdón
a la turba armada;

cuando van en el camión
hacia el cementerio,
les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey!

El populacho responde
¡Muera! ¡Muera!

Pero nada los intimida.

¡SON TUS HIJOS,
CONGREGACIÓN QUERIDA,
estos que entre pistolas y fusiles
se atreven a gritar serenos
cuando van a la muerte
VIVA CRISTO REY!

Mañana iremos los restantes
y ya tenemos la consigna de aclamar,
aunque suenen los disparos,
al Corazón de nuestra Madre,
a Cristo Rey,
a la Iglesia Católica
y a Ti,
MADRE COMÚN
DE TODOS NOSOTROS.

Me dicen mis compañeros
que yo inicie los vivas
y que ellos responderán.

Yo gritaré
con toda la fuerza de mis pulmones,
y en nuestros clamores entusiastas
adivina tú,
Congregación querida,
el amor que te tenemos,
pues te llevamos en nuestros recuerdos
hasta estas regiones de dolor y muerte.

Morimos todos contentos
sin que nadie sienta desmayos
ni pesares;
morimos todos
rogando a Dios
que la sangre
que caiga de nuestras heridas
no sea sangre vengadora,
sino sangre que entrando
roja y viva por tus venas,
estimule su desarrollo y expansión
por todo el mundo.

¡Adiós, querida Congregación!

Tus hijos, mártires de Barbastro,
te saludan desde la prisión
y te ofrecen sus dolorosas angustias
en holocausto expiatorio
por nuestras deficiencias
y en testimonio de nuestro amor
fiel, generoso y perpetuo.

Los mártires de mañana, 14,
recuerdan que mueren
en vísperas de la Asunción;
¡y qué recuerdo éste!

Morimos por llevar la sotana
y morimos precisamente
en el mismo día
en que nos la impusieron.

Los mártires de Barbastro,
y en nombre de todos,
el último y el más indigno,
Faustino Pérez, cmf.

¡Viva Cristo Rey!
¡Viva el Corazón de María!
¡Viva la Congregación!

Vamos al cielo a rogar por ti.
¡Adiós! ¡Adiós!».

Ofrenda a la Congregación

De los Màrtires de Barbastro.
"Agosto, 12 de 1936, en Barbastro.
Seis de nuestros compañeros son ya mártires:
Pronto esperamos serlo nosotros también.
Pero antes queremos hacer constar
que morimos perdonando a los que nos quitan la vida
y ofreciéndola por la ordenación cristiana del mundo obrero,
el reinado definitivo de la Iglesia Católica,
por nuestra querida Congregación
y por nuestras queridas familias.
¡LA OFRENDA ULTIMA A LA CONGREGACIÓN,
DE SUS HIJOS MÁRTIRES!"
(Y a continuación cuarenta firmas precedidas de Vivas a Cristo y al Corazón de María).
Y terminaba:
"Vive inmortal, Congregación querida.
Mientras tengas en las cárceles hijos como los que tienes en Barbastro,
no dudes de que tus destinos son eternos.
¡Quisiera haber luchado en tus filas:
Bendito sea Dios!".
(Faustino Pérez, C.M.F.)