viernes, 6 de abril de 2007

Jaime Girón

En la Misa de cada día me preparo y me ofrezco como víctima para los fines que el Padre Celestial sea servido. Cada día rezo por el que me ha de matar. ¡Qué consuelo experimenta el alma con esta conformidad, y bien unida al querer divino!

No hay comentarios: