jueves, 29 de marzo de 2007

Testigos especiales

- Los Misioneros al morir decían: ¡Perdónalos, Señor, que no saben lo que hacen!, y morían gritando ¡Viva Cristo Rey!, muy resignados a todo y rezando hasta el fin. Morían firmes en su idea, y aun después de caer fusilados, entre los últimos estertores, decían oraciones y continuaban con el crucifijo en la mano hasta que a la fuerza se lo quitaban.

- Esta noche no he podido pegar el ojo. No podía quitarme de la cabeza el recuerdo de los Misioneros fusilados. ¡Cuidado qué gente! Cuanto más les disparábamos, más gritaban ¡Viva Cristo Rey!

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